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¿Cuándo acudir a un terapeuta? Cuatro indicadores.

¿Cuándo acudir a un terapeuta? Cuatro indicadores.

La vida en pareja, que en principio siempre es emocionante y divertida, plagada de pequeñas sorpresas y de descubrir cosas del otro, a veces, con el tiempo y el discurrir de la vida puede verse alterada aun a nuestro pesar. Es entonces cuando pueden surgir según qué problemas que provocan roces con la pareja, que puede desembocar en problemas más serios.

Dichos problemas pueden hacer que aparezca la temida crisis de pareja, que es la manifestación de esas cosas que andan mal, que no se han sabido encauzar y que van a motivar roces y desencuentros.

Rutina
Vivimos en un mundo muy exigente, poco estable, que nos provoca mucho estrés y que hace que, cuando algo de estabilidad aparece en nuestras vidas, se cree una rutina que a veces, nos aleja de la pareja. Despertarse, trabajo, comer, trabajo, vuelta, descansar, dormir y vuelta a empezar. Si acaso no se ve agravado por más actividades, hijos, etc. que hace que esas rutinas no nos dejen espacio para seguir con nuestra relación de pareja, y ese desgaste haga que poco a poco nos alejemos uno del otro y de pronto, miras a un extraño con el que tienes solo algunas cosas en común. ¿Y el tiempo para nosotros?

Distancia
Algunas circunstancias pueden provocar que te alejes de tu pareja durante largos periodos de tiempo. Trabajos en otro país o en otra localidad, viajes continuos… Toda esa distancia provoca un debilitamiento de la situación de la pareja y hace que no nos sintamos tan unidos, sobre todo debido a ese espacio de tiempo que se pasa separados. No es que haya que estar todo el tiempo juntos (tener espacio propio no solo está bien sino que además es deseable), pero el tiempo en común es una de las cosas que más fortalece a la pareja siempre que sea un tiempo bien aprovechado, cómodo y cómplice.

Discusiones
Las discusiones pueden agravar la situación de una pareja, sobre todo por la contraposición del carácter, por los desacuerdos en puntos fundamentales, o motivados por elementos que no están tan a la vista y que ambos tenéis que luchar por sacar de vuestro interior, exponerlos y así poder paliar esa situación. Es examinar el porqué de esas discusiones más allá del detonante evidente.

Falta de comunicación
Cuando ya no os habláis a diario, o solo intercambiáis pequeños pareceres, dejáis de emocionaros por compartir algo o buscar similitudes. Cuando esa situación hace que se conviva con una inercia marcada y puede incluso estar relacionada con el punto anterior: antes que hablar, cosa que puede provocar discusiones rápidamente, se opta por callar, por ir a otra parte de la casa, o buscar otras relaciones fuera, amistades, familia, antes que poner cosas en común con una actitud abierta y asertiva, todo ello, detona en crisis de pareja.

Si sientes algunos de esos puntos, que tu pareja está en un punto que no comprendes, que tu relación se tambalea, debes saber que son circunstancias que se dan, que no está mal de por sí, solo que hay cosas que arreglar.

La terapia de pareja te puede ayudar, te puede dar pautas y contar con un terapeuta imparcial que no tomará partido y os aconsejará cómo arreglar esas situaciones contando siempre con vuestro interés y trabajo. Porque la terapia de pareja existe para arreglar, para aquellos que quieren seguir, que entienden que esto es una carrera de fondo y que siempre se puede pinchar un neumático, sufrir una torcedura, pero nada es insalvable y el terapeuta te puede ayudar, os puede ayudar a llegar a otro punto, a evolucionar y a que vuelvas a mirar a tu pareja con ilusión. Ese es el valor de la terapia de pareja: reactivar sonrisas después de los nubarrones de tormenta.