¿Qué es y qué indica mi Ansiedad?

Una de las consultas que más recibo y atiendo es la relativa a toda aquella sintomatología que provoca la Ansiedad.

Pero…¿Qué es la Ansiedad?. La Ansiedad es una reacción fisiológica que se produce para “enfrentarnos” a una amenaza o un peligro.

Por ello podemos decir que la ansiedad es buena y necesaria. Es un mecanismo funcional de nuestro organismo que nos prepara para correr si nos va atropellar un coche, preparar un examen importante, jugar un partido de fútbol, rendir en el trabajo, llevar los niños a tiempo al colegio… o tantas situaciones del día a día.

Por la tanto la ansiedad como mecanismo evolutivo y adaptativo es totalmente NORMAL, sin ansiedad no hay vida.

Sin embargo, a veces, “esa normalidad” se ve alterada, nuestro organismo reacciona ansiosamente ante situaciones que no requieren de ansiedad, es lo que denominamos “falsas alarmas” y que tanto malestar causan.

Una “falsa alarma” es cuando nuestro organismo nos provoca una serie de síntomas propios de la ansiedad, como podrían ser: nauseas, vómitos, mareo, sudoración, sequedad en la boca, contracturas, taquicardias,… y tantas otras que no corresponden a la situación que estamos viviendo, ya que “no hay peligro”.

I intervenimos primero sobre la sintomatología por dos motivos: por el enorme malestar que crea a la persona que lo sufre y por la preocupación que genera en la persona la sintomatología ansiosa.

Una vez que se ha tratado la sintomatología el trabajo verdaderamente interesante del psicólogo es ver qué está provocando esa ansiedad.

¿Por qué es el trabajo verdaderamente interesante?. Porque hoy en día medicalizamos la ansiedad, dependemos de ansiolíticos para disminuir y eliminar la sintomatología. A veces, cuando la sintomatología es muy incapacitante tomar medicación no es una mala intervención, pero tenemos que tener en cuenta que con la medicación “tapamos” el síntoma sin intervenir en qué ha causado la ansiedad, corriendo el riesgo de que al cabo del tiempo se repita la ansiedad, entrando en un círculo vicioso del que cada vez cuesta más salir.

En resumen podríamos señalar que una vez que se ha extinguido o controlado la sintomatología ansiosa nos focalizamos en la causa con el objetivo de modificar aquellos pensamientos, emociones o conductas que estén causando la ansiedad.