Qué no hacer en duelo – Como realizar un buen acompañamiento
Acompañar en duelo es una de las cosas más difíciles que resulta realizar con las personas que queremos. Nos causa ansiedad, malestar e incomodidad, por no saber qué hacer al ver sufrir a aquella persona a la que queremos.
En el Gabinete de Psicología -Javier Álvarez de Málaga tenemos una unidad de acompañamiento en duelo en la que a menudo familiares y amigos nos preguntan qué hacer, cómo acompañar a consecuencia de la ansiedad, el malestar y el sufrimiento causado por la muerte.
Necesitamos “hacer para sentirnos útiles”, sin darnos cuenta que el duelo es un proceso, un camino que hay que recorrer, en el que no valen atajos, no hay fórmulas mágicas para mitigar el dolor que nos causa la pérdida de un ser querido.
Una buena manera de acompañar es no caer en todas las cosas que es mejor no hacer, que precisamente son las que más dolor e incomprensión causan al doliente.
Solemos decir a los consultantes que más importante que qué hacer es qué NO hacer, para no causar más dolor de manera inconsciente al doliente.
Ten en cuenta que tú “simple presencia”, el estar, es un bálsamo para el dolor, por ello no tengas mayor expectativa que estar, estar al lado de la persona que quieres, al objeto de acompañarle en el proceso que tiene por delante, que no le vas a poder evitar pero sí acompañar.
A grandes rasgos algunas cosas a evitar serían las siguientes:
- 1. No le digas al doliente cómo debe sentirse, cada duelo y cada persona tienen unas características diferentes, lo que a algunas personas les hace bien a otras les hace mal. Escuchemos a la persona y veamos qué es lo que necesita y no lo que yo creo que le vendría bien.
- 2. No intentes saber qué decir o qué hacer, probablemente ni el propio doliente sabe qué necesita y lo que le va bien por la mañana puede que le cause malestar por la tarde, es una etapa de mucha confusión.
- 3. No cambies de tema intentando distraerle, la persona necesita hablar una y otra vez de su pérdida para integrar la vivencia en su psique y en su día a día.
- 4. No caigas en los tópicos de “ha sido mejor así”, “ya ha dejado de sufrir”, “era muy mayor”, “por lo menos no sufrió”…aunque a nivel racional puede ser así, la persona está en un nivel emocional, con el tiempo la persona racionalizará toda la información, cuando esté preparada para ello pero, en estos primeros momentos, la emoción no entiende de razones.
- 5. No caigas en el terrible error de “dar tiempo”. Al principio el doliente está desbordado por lo que está viviendo y cualquier tara cotidiana le suponer un gran esfuerzo, ya sea llevar niños al colegio, cocinar, comprar…con lo que ofrécete y hazte visible desde el principio.
- 6. No dejes de llamar por dar ese tiempo que planteábamos en el punto anterior. Si la persona puede y quiere te cogerá el teléfono o contestará ese mensaje, pero aunque no lo haga sabrás que estás ahí. El acompañamiento es sobre todo al principio del duelo, más tarde ya no será necesario. Evita frases o mensajes como…“ya te llamaré”.
- 7. No dejes que el doliente tome la iniciativa de llamar o pedir ayuda. Es fácil que se siente vulnerable y culpable por recibir tantas atenciones y “no quiera molestar”.
- 8. No temas sacar el tema y preguntar cómo se siente, es algo que te agradecerá y si no le apetece hablar te lo hará saber o lo notarás con su silencio.
- 9. No le presiones si no quiere hablar, siéntate a su lado, sobre todo escucha y sentirás qué es lo que necesita la persona. Acompañar en silencio puede ser muy incómodo, ten paciencia. “Cuando no hay nada que decir la mejor palabra es el silencio”.
- 10. No juzgues ni compares, como mencionábamos anteriormente cada duelo y cada persona es singular y no sabemos qué tipo de relación tenían y qué está influyendo en el desarrollo del duelo.
- 11. No digas, evita decir frases como “te veo bien”, “lo estás llevando bien”, “pensé que estarías peor” o cualquiera otra por el estilo, la persona está haciendo un gran esfuerzo y no se sentirá comprendida o juzgada.
- 12. No dejes de estar presente pasados unos días. Al principio suele haber bastantes personas acompañando, pero pasados unos pocos días la vorágine de la vida hace que todos volvamos a nuestro día a día y el doliente sienta una enorme soledad.
- 13. No subestimes el acompañar, al principio nos dará la sensación que no hacemos nada para mitigar el dolor de nuestro familiar o amigo, pero, un buen acompañamiento, un “estar ahí” tiene efecto sanador, es reconfortante.
- 14. No hagas más de lo que te sientes capacitado para hacer. Si ves que la situación te sobrepasa, solicita asesoramiento o ayuda de otros familiares o amigos con los que poder “hacer turnos”, así a la vez evitaremos o estar muchos o no estar nadie.
Mi nombre es Javier Álvarez, soy psicólogo general sanitario, colegiado por el colegio oficial de psicólogos de Andalucía con el número AO10698.
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