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PAUTAS A TENER EN CUENTA POCO ANTES DE UN EXAMEN DE OPOSICIÓN

Qué tener en cuenta poco antes del examen de oposición

En este nuevo post vamos a tratar el tema de la ansiedad que causa enfrentarnos a un examen de oposición.

En el despacho de javierpsicologomalaga.com es un demanda que nos encontramos a menudo, opositores que han hecho un fantástico trabajo de preparación pero que llegado el momento se quedan en blanco u obtienen un resultado bastante peor del que esperaban debido a la ansiedad.

En este artículo nos vamos a centrar en las semanas anteriores al examen o los días previos, por lo que damos por hecho que la preparación en cuanto a estudio, planificación, temario y plazos ha estado hecha de una manera satisfactoria.

En una oposición el objetivo nunca ha de ser aprobar sino optar a plaza y para ello no hay más método que estudio, estudio y más estudio, algo que estamos seguros que ya has realizado el mes antes al examen.

A los opositores el día el examen les causa mucha ansiedad y no olvidemos que el exceso de ansiedad produce una bajada de la productividad, eso en una examen de oposición es tener plaza o no, por eso es tan importante además de trabajar la parte de estudio trabajar la parte psicológica.

 Pero, aquí viene la buena noticia has de ir con ansiedad al examen, ya que un poco de ansiedad puede convertirse en tu aliado,  una ansiedad que te mantenga alerta, despierta, con los cinco sentidos en guardia ante la prueba que tienes delante.

La semanas de antes (mínimo un mes) son muy importantes los ejercicios de visualización.

Vamos a entrenar a nuestro cerebro a través de la visualización en un objetivo, en una meta que queremos conseguir.

La semanas de antes (mínimo un mes) son muy importantes los ejercicios de visualización.
Vamos a entrenar a nuestro cerebro a través de la visualización en un objetivo, en una meta que queremos conseguir.

La visualización la realizaremos quince minutos al día en un lugar cómodo, con una alarma que nos indique cuando finaliza el ejercicio para nosotros solo dedicarnos a entrenar nuestro cerebro.

Debemos realizar una visualización completa, como nos levantaremos ese día, qué vamos a desayunar, que ropa me voy a poner, como iré al lugar del examen, qué bolígrafo utilizaré, botella de agua que voy a llevar y donde la colocaré en la mesa, cómo es la clase, qué sentiré cuando me llamen, cuando entré y me siente, cuando me den el examen, cuando lea la primera pregunta y siga con las siguientes… ufff sólo pensarlo estresa ¿no? El objetivo es este: vivenciar todo ese torrente emocional para que llegado el momento nuestro cerebro lo haya vivido y no le sea una situación desconocida, que sea algo a lo que sabe como enfrentarse porque le habremos entrenado para ello.

A la vez trabajaremos el tema pensamientos e iremos “llenándonos” de pensamientos positivos y realistas.

Como bien sabéis de otros post en javierpsicologomalaga.com trabajamos desde la Psicología Cognitiva: cómo los pensamientos influyen en nuestras emociones y nuestra conducta.

Imaginaos que no hemos hecho las visualizaciones, estamos ansiosos y llegamos al examen. ¿Os imagináis el tipo de pensamientos que tendríamos?

“Aquí hay mucha gente”
“Esto es imposible”
“Estoy perdiendo el tiempo”
“No voy a a aprobar”
“Voy a decepcionar a mi padre”
“Estaré en paro”
“Yo esto no lo vuelvo a intentar”

Y tantos y tantos del estilo. Estos pensamientos provocarán una serie de emociones negativas que darán lugar a una conducta cuando menos poco productiva, ansiosa o de derrotismo.

Nosotros que hemos estado preparando esta oposición durante meses, que hemos visualizado nuestro objetivo y que estamos trabajando nuestros pensamientos iremos creando pensamientos del estilo:

“Llevo meses preparando este examen”
“He hecho simulacros y no me han ido mal”
“Es cierto que una oposición es difícil pero mi preparación ha sido buena”
“Este temario lo tengo más que machacado”
“Hoy es el día de recoger el fruto de tanto esfuerzo”
“Es un examen importante, pero un examen”

Con este tipo de pensamiento no intentamos ni mentirnos ni quitar importancia a la oposición, pretendemos crear pensamientos positivos pero a la vez realistas que provoquen una emoción positiva que dé lugar a una conducta productiva que nos acerque al éxito, nuestro objetivo.

Por último recordar que el día anterior del examen es un día para cuidarse, intenta no hablar del examen, no repasar, no juntarte con otros opositores a resolver dudas: ¡ya no es momento!

El día de antes es momento de cuidar tu cuerpo con algo de deporte suave y cuidar tu mente con alguna actividad que te apetezca y te distraiga como cine, pasear o relajarte, has hecho buen trabajo y te lo mereces, ¡¡permitételo!!.

blue monday

Blue Monday e ir al psicólogo. ¿Qué está pasando?

El pasado lunes día 20 fue el llamado “Blue Monday” el día más triste del año, y apareció en todos los medios. Hasta se hicieron campañas publicitarias que hablaban de ello con intención de hacerte comprar para “pasar el día más triste” o que incluso te daban pautas de comportamiento para afrontarlo.

¿Qué hay de cierto en el “Blue Monday”? En realidad: nada. Blue Monday fue algo que se originó con motivo de una campaña publicitaria de la compañía (que ya no existe) Sky Travel, y su razonamiento se apoyaba en una fórmula pseudocientífica que desarrolló un profesor retirado de la Universidad de Cardiff (que ya se distanció del profesor). La ecuación en sí no se sostiene ni justifica nada de nada.

Así pues, ¿por qué consideramos que el Blue Monday es el día más triste? O ya puestos, ¿por qué los lunes son tristes y desapacibles? ¿Por qué nos cuesta tanto la vuelta al trabajo, ya sea después de Navidades o Verano?

La respuesta desde la psicología cognitiva la tenemos clara. los pensamientos influyen en nuestro estado de ánimo y estos los publicistas y los empresarios son conscientes de ello.

El “Blue Monday” es un fantástico ejemplo de cómo funciona nuestra mente, cómo los pensamientos anteceden a un estado de ánimo y como esos pensamientos y ese estado de ánimo producen una conducta, en este caso la compra de artículos que probablemente no necesito para encontrar bienestar en la compra y poder paliar las consecuencias del peor lunes del año… ¿Por qué el peor lunes del año? Pues porque me han hecho creer que ese pensamiento es real y que un lunes puede ser mejor o peor que otro cualquiera.

Yo, como psicólogo cuando alguien me plantea en terapia lo malo que son los lunes le contesto lo buenos que son para mí.

Esa persona en cuestión lleva todo el domingo por la tarde atormentándose con la idea de que mañana hay que trabajar, que hay que madrugar que tengo que ver a mí jefe, a ese compañero que mi mente me dice que es lo pero, y así, más y más pensamientos negativos.

Yo los domingos intento disfrutar del domingo y no pensar en el trabajo y cuando tengo un día negativo y pienso en lo malo que es un lunes automáticamente (ha sido un proceso terapéutico) pienso en: «¡¡Javier que tienes trabajo!!», «Javier ten una actitud de intentar que sea un buen lunes, que quedan cinco días para otro fin de semana», o cualquier otro que contrarreste los pensamientos negativos. No se trata de pensar en positivo, hoy en día hay muchos estudios que dicen que eso no funciona, se trata de tener pensamientos realistas.

Quizás un lunes no es el mejor día de la semana ¡pero tampoco es el peor lunes del año! ¿Blue Monday?… Es un lunes como otro cualquiera.

Ir al psicólogo en Málaga

Ir al psicólogo en Málaga

Hay muchos mitos sobre ir al psicólogo, sobre ir a contar tus cuitas y tumbarte en el diván donde un señor con perilla y gafas apuntará cosas en un cuaderno.

Los que han ido al psicólogo saben que eso no es más que un cliché. Ir al psicólogo en Málaga como en cualquier sitio donde lo necesites implica dar ese primer paso, el paso de reconocer que hay algo que no está bien del todo, algo que te hace pararte en tu día a día y sentir que necesitas una ayuda. A veces no eres capaz siquiera de contarlo o de darle forma. Y es posible que en tus primeras sesiones, después de la valoración, cueste ponerle nombre o llegar hasta el problema. Es parte de tu trabajo.

No vas a contar tus problemas (únicamente)

Al psicólogo no se va a soltar penas y problemas. Pero se puede hacer y a veces será necesario. Fuera del cliché del lugar al que entras y coges la caja de pañuelos, cuando vas al psicólogo lo que haces es no solo pedir ayuda, sino estar dispuesto a recibirla. Y eso no será siempre cómodo.

Se incidirá en temas delicados para ti, pero es que sin ahondar en ello no puedes exponer claramente el problema.

Qué contar en el psicólogo la primera vez

Lo que te nazca. Sinceramente. Hay muchas búsquedas en Google sobre “qué decir en el psicólogo la primera vez”. Es un especialista, déjale guiarte. Expón lo que te pasa, sé sincero o sincera, cuenta el problema y luego permita que haga la valoración. Pregúntale la metodología que vais a seguir y que te explique un poco la tónica de las sesiones.

Un psicólogo no “cura”

No te confundas: el psicólogo no es un médico en el sentido estricto de la palabra. No pone tiritas, ni suturas. Lo que hace es ayudarte a ver qué está mal, qué te incomoda y por qué. Un psicólogo sigue una o varias escuelas de psicología para encontrar la mejor manera de llegar hasta esos problemas, de que llegues y ayudarte a conciliar, a superar, a aceptar.

Algunas veces saldrás de allí con una buena sensación y otras con mal sabor de boca. Porque enfrentarnos a nuestras propias verdades y problemas no siempre es fácil. Esa es una de las partes más difíciles: poner en claro lo que te pasa y tomar la decisión de superar y fortalecerte.

El especialista en psicología, sea de la rama que sea, está ahí para ayudarte. Son también personas, en ningún momento pienses que llevan vidas perfectas, todos tenemos nuestra dimensión privada, y la vida es la vida.

Pero dar el primer paso es tu gran momento, es tu acto de fuerza. Y a partir de ahí buscar la ayuda del profesional para dar un cambio a tu vida. Ese es el papel del psicólogo: el de ayudarte, más que guiarte, a cambiar lo que necesitas, por tu propio pie y tus propias decisiones para poder enfocar la vida de una forma más mentalmente sana.

tratamiento de la ansiedad

Tratamiento de la ansiedad

Quizás uno de los temas que más se suelen tocar cuando te especializas en el tratamiento de la ansiedad es el manual de supervivencia. Cuando la ansiedad aprieta, ahoga, contradiciendo al refrán, y muchas veces hay que tener claro qué hacer cuando esto sucede, dado que, por sus propias características, puede suceder en cualquier momento.

Da igual que estés con amigos, de compras, paseando, en el trabajo… los detonantes están ahí, y son distintos para cada uno, pero hay cosas que se pueden hacer para reaccionar adecuadamente. Vale, tienes que recordarlo, o apuntártelo. No siempre te acordarás de memoria o en pleno ataque de ansiedad no te vas a pensar en lo que hablamos en la consulta. Pero yo te lo dejo aquí. Porque ante todo somos personas y estamos para ayudar, y decirte cómo puedes reaccionar a un ataque de ansiedad puede ayudarte a superarlo un poco mejor cuando ocurra.

¿Cómo reaccionar? 6 pequeños consejos para el ataque de ansiedad.

1. Ninguna sensación es eterna.
La ansiedad siempre es pasajera, causa malestar, es desagradable y la querríamos fuera de nuestra vida, y fijarnos en eso está bien. Pero cuando te está ocurriendo es posible que esa sensación se te antoje como algo con lo que vas a cargar toda la vida. Pero no es así. Son sensaciones transitorias, acaba desapareciendo, y si te centras en que acabará ya tienes ese objetivo: que remita para centrarte en tus siguientes pasos.

2. Controla la respiración.
Una cosa que hay que controlar es eso. A veces parece que la ansiedad te estrecha, te impide respirar, se te coge al pecho además de poseer tu mente y hacerte ver lo peor. Pero no es así. SIEMPRE tienes el control sobre tu respiración, y tienes que afianzarte en ello, centrarte en respirar tranquila y conscientemente. Nunca te la podrá quitar así que tú ya le estás quitando algo a la ansiedad. Respira tranquila y profundamente y así además evitarás el riesgo de hiperventilar y marearte.

3. Es miedo por lo que nos puede suceder no por lo que estamos sintiendo.
Una vez dijeron que “la ansiedad te prepara para pelear contra un dragón que ni existe ni está ahí”. Céntrate en eso. La ansiedad activa el mecanismo del miedo que nos prepara para huir, pelear y a veces, por determinadas circunstancias, nos paraliza. Son monstruos, son cosas que realmente no están ahí, son situaciones que aún no se han producido y puede que nunca lo hagan. Luego recuerda: ese dragón no está ahí.

4. Cambia tu foco de atención: distráete.
Nada le gusta más a la ansiedad que ser protagonista durante el propio ataque, retroalimentándose. Así que, quítale ese poder: distráete. No le dejes que se convierta en el centro. Mira fotos de gatitos, busca un libro que te guste y te sepas, mira una de tus pelis favoritas, sal a pasear, por duro que sea, y mira a tu alrededor. Cualquier cosa que hagas para quitarle esa importancia hará que se reduzca.

5. Repite: lo que sientes es incómodo pero no peligroso ni amenazante.
Esto es un pequeño mantra. Sí, es incómodo, puedes ponerte a sudar, puede que la adrenalina corra por tus venas, desbocada, y eso es desagradable, incomodo. Sientes que todo a tu alrededor se nubla. Pero pese a ello no es permanente. No hay una amenaza, no hay un peligro inmediato que esté acechando. La sensación pasará, es incómoda, pero no te sucederá nada inmediato.

6. Averigua la causa cuando haya pasado.
Lo mejor que puedes hacer cuando el ataque haya pasado es investigar sobre ellos. Todos tenemos situaciones o personas que nos disparan la ansiedad de esa forma y comprender esto es un paso para superarlo. Por eso acudir a terapia es querer dar un paso para desarmar a esa ansiedad y reducir las oportunidades de que eso vuelva a ocurrir.

Y recuerda que estamos aquí para ayudarte en Tratamiento de la ansiedad.

¿Qué es una crisis vital y cómo afrontarla?

¿Qué es una crisis vital y cómo afrontarla?

Una de las problemáticas que tratamos frecuentemente es la referida a estar “sufriendo” una crisis vital y a las consecuencias psicológicas que de ello se deriva.

Una Crisis Vital la podríamos definir como un período de tiempo en que la persona que la padece se encuentra inmersa en un cuestionamiento psicológico y personal que provoca Ansiedad, desánimo, confusión y otras tantas emociones negativas fuentes de malestar psicológico.

Las crisis vitales pueden tener dos orígenes dependiendo del suceso: Esperada e Inesperada.

Crisis Vitales por sucesos esperados: Serían aquellas que causan malestar a la persona a consecuencia del propio ciclo vital de la misma.

Por ejemplo, la adolescencia, mediana edad (“crisis de los cuarenta”) y de la tercera edad. También serían crisis vitales por sucesos esperados aquellos cambios que se producen en nuestras vidas que llegado el momento crean ansiedad, incertidumbre, confusión, miedo….aquí encontraríamos sucesos como la inmersión en el mundo laboral, finalización de estudios, ascensos laborales, hijos que crecen y “abandonan” el domicilio familiar….y tantas y tantas situaciones dependiendo de cada persona o situación.

Crisis Vitales por sucesos inesperados: La causa más común sería un pérdida que hace tambalearse todo nuestro mundo, en ellas englobaríamos la muerte de un ser querido, pérdida de la salud, del trabajo, accidentes, tener que emigrar a otra ciudad o país, ruptura de una relación sentimental… o cualquier suceso inesperado que haga cuestionarnos nuestra vida, nuestra manera de ser y hacer.

¿Qué hacer ante una Crisis Vital?

Si el malestar que nos está causando es alto es aconsejable acudir al Psicólogo el cual a través de un proceso terapéutico nos ayudará situarnos en la temporalidad de una crisis, y dependiendo cual sea su origen se trabajará un proceso de adaptación y/o aceptación a la nueva etapa que tenemos por delante.

Es importante marcarnos objetivos, plantear nuevos retos y metas para la nueva etapa que tenemos por delante. No es tan importante conseguir el objetivo o la meta sino empezar el camino.

Si tenemos objetivos bien planteados y una buena planificación de de cómo llegar a la meta durante el camino solo sucederán cosas positivas para la persona que redundarán en nuestro bienestar psicológico ayudando a dejar atrás la crisis vital.

¿Qué es y qué indica mi Ansiedad?

Una de las consultas que más recibo y atiendo es la relativa a toda aquella sintomatología que provoca la Ansiedad.

Pero…¿Qué es la Ansiedad?. La Ansiedad es una reacción fisiológica que se produce para “enfrentarnos” a una amenaza o un peligro.

Por ello podemos decir que la ansiedad es buena y necesaria. Es un mecanismo funcional de nuestro organismo que nos prepara para correr si nos va atropellar un coche, preparar un examen importante, jugar un partido de fútbol, rendir en el trabajo, llevar los niños a tiempo al colegio… o tantas situaciones del día a día.

Por la tanto la ansiedad como mecanismo evolutivo y adaptativo es totalmente NORMAL, sin ansiedad no hay vida.

Sin embargo, a veces, “esa normalidad” se ve alterada, nuestro organismo reacciona ansiosamente ante situaciones que no requieren de ansiedad, es lo que denominamos “falsas alarmas” y que tanto malestar causan.

Una “falsa alarma” es cuando nuestro organismo nos provoca una serie de síntomas propios de la ansiedad, como podrían ser: nauseas, vómitos, mareo, sudoración, sequedad en la boca, contracturas, taquicardias,… y tantas otras que no corresponden a la situación que estamos viviendo, ya que “no hay peligro”.

I intervenimos primero sobre la sintomatología por dos motivos: por el enorme malestar que crea a la persona que lo sufre y por la preocupación que genera en la persona la sintomatología ansiosa.

Una vez que se ha tratado la sintomatología el trabajo verdaderamente interesante del psicólogo es ver qué está provocando esa ansiedad.

¿Por qué es el trabajo verdaderamente interesante?. Porque hoy en día medicalizamos la ansiedad, dependemos de ansiolíticos para disminuir y eliminar la sintomatología. A veces, cuando la sintomatología es muy incapacitante tomar medicación no es una mala intervención, pero tenemos que tener en cuenta que con la medicación “tapamos” el síntoma sin intervenir en qué ha causado la ansiedad, corriendo el riesgo de que al cabo del tiempo se repita la ansiedad, entrando en un círculo vicioso del que cada vez cuesta más salir.

En resumen podríamos señalar que una vez que se ha extinguido o controlado la sintomatología ansiosa nos focalizamos en la causa con el objetivo de modificar aquellos pensamientos, emociones o conductas que estén causando la ansiedad.